miércoles, 1 de julio de 2009

Una noche en el teatro



UNA NOCHE EN EL TEATRO

Llevo mucho tiempo aquí, tirada en este bosque.
Me perdí junto a mi dueña, pero a mi nunca me hallaron. Las dos hemos tenido un final muy parecido, demasiado, pero a mí nadie me echa de menos. La única que podría llorarme no vivió lo suficiente como para notar mi desaparición.
Aún recuerdo el día que me trajeron. Emma me puso mi vestido más bonito porque íbamos a ver un teatro, “El sueño de una noche de verano”, representado en el bosque de Hatfield.
Ella también iba preciosa, con un vestido celeste y sus zapatos blancos. Con nuestras mejores galas nos subieron en el coche, y pusimos rumbo al bosque. Todo era hermoso, luces de colores, música, gente que se movía por todos lados, y nosotros sentados aplaudiendo.
Emma no me soltaba… fuimos al baño con su madre, pero en un momento nos despistamos. Empezó a llorar, y yo también, pero a mi nadie me oía. Alguien la llamó, asustándola aún más, y echó a correr en dirección a los árboles. Recuerdo el sonido de sus piececitos al correr, sus zapatos blancos manchados de barro, la voz de un hombre que nos perseguía. Tropezó, caímos al suelo, vi como el la agarró, ella gritaba, pero él le tapó la boca. Se la llevó.
Yo me quedé tirada en el suelo, medio enterrada entre el barro y la pluma de algún pájaro enorme. Vinieron a buscarla, y, por más que grité, nadie me oyó, quise decirles quien se la había llevado, pero mi cara de porcelana se había roto en mil pedazos, mis manos estaban atrapadas, no pude hacer nada, pedir auxilio, nadie escucha a una muñeca rota…
Su cuerpo apareció, unos días más tarde, junto al lago. Sus manecitas tenían un tono violáceo, y le faltaba un zapato.
Ayer oí las campanas de la catedral, doblaban a muerto. Imagino cómo llevaban su pequeño ataúd, por las callejuelas del pueblo, la gente llorando a mi pobre niña, mi amiga, mientras que él, con cara de pena, acompaña a la familia.

1 comentario:

  1. Me parece simplemente genial. Y la foto acompaña perfectamente. Un relato a la altura de los grandes. Abrazos.

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