jueves, 14 de mayo de 2009
Recuerdos sonoros
A lo lejos se escuchaban las primeras notas de “Dilemma”, de Nelly y Kelly Rowland.
Había escuchado esa canción infinidad de veces, sobre todo en aquel invierno en que se marchó a estudiar en Inglaterra, y el volverla a oír siempre la transportaba muy lejos, a otro tiempo, a otro lugar…
Cerró los ojos, y a su mente vino con inmensa claridad el cartel de la universidad, dando la bienvenida a los estudiantes de aquel curso.
También recordó esas meriendas en el Baroque, ese bar de cortinas oscuras y mucha madera, donde los camareros acabaron reconociéndola como clienta habitual. Aún podía ver sin mucho esfuerzo a ese camarero, con su delantal negro, subiéndole a la mesa una tarta de chocolate y un té con limón,…
Esas fiestas españolas, en las que se jugaba a cualquier cosa, en las que alguien aparecía con una peineta y una gaita, y acababan llorando de la risa porque ciertos cigarrillos no paraban de ‘rular’.
Ese día de sol en el que había faltado a clase con Jose, y se habían ido a la playa. Entraron en aquel bar que era una antigua estación de tren, y él robó un cenicero sólo porque a ella le había gustado. Para alguien tan desinhibida como ella no habría supuesto mucho esfuerzo, pero para alguien tan tímido como él, aquello suponía una verdadero sacrificio. Tendría que buscarlo un día de estos…
En el puente que tenía pasar para ir a clase alguien había dibujado el teleférico de la ciudad, una antigua obra maestra que ya casi nadie apreciaba, salvo el estudiante que dedicó sus horas a dejar ese recuerdo. Debía de ser ya bastante antiguo el dibujo cuando ella lo vió, podría haber desaparecido incluso en todos estos años, pero siempre permanecería en su recuerdo.
¡Tantas cosas de ese año se negaban a desaparecen!
Jose, con aquella camiseta color butano de diseño Mod, que tanto le gustaba, las tardes que pasaban juntos hablando de cualquier cosa, y lo doloroso que fue despedirse de él en el aeropuerto. Aún podía verle, escribiendo en su cuaderno la promesa de que se volverían a encontrar. Aún podía escuchar su última frase:
-Te quiero, enana-
Cuando volvió a la realidad, aún sonaba la misma canción, pero sus voces eran muy lejanas, tanto como esos recuerdos felices.
(Publicado anteriormente en http://notemuerdaslalengua.foroespana.com/)
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Athena: ¿Puedo preguntarte de dónde es la foto que has colocado en este post? El lugar me resulta extrañamente familiar. Gracias, por cierto por formar parte de Nuncajamás. Un abrazo.
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